La importancia de los ejercicios de control

Descubre por qué debes trabajarlos y entrenarlos en tus clases. Las claves para mejorar tu consistencia y tus decisiones en un partido están en este artículo.

¿Por qué trabajar el control de bola?

Un buen jugador se define como aquel que es capaz de aguantar una gran cantidad de bolas sin fallar. Por tanto, si queremos ser rocosos en pista y convertirnos en una muralla, debemos entrenar nuestra técnica y sobre todo la capacidad de devolver muchas bolas seguidas. De esta manera nos convertiremos en jugadores más sólidos y nuestra confianza en pista necesariamente aumentará. Un buen trabajo de control garantiza que nuestros partidos sean más intensos y más divertidos. Además, el trabajo de control de bola nos hará tomar mejores decisiones haciendo que entrenemos también nuestra visión para interpretar mejor el juego.

¿cómo se trabaja?

En nuestros entrenamientos, debemos asegurarnos que una parte del tiempo esté destinado a ejercicios de colaboración. Es decir, trabajar ejercicios donde cooperemos con nuestro profesor y/o con nuestros compañeros de clase. Nuestro objetivo no será en ningún caso  ganar el punto (salvo alguna consigna), pues se trata de mantener la bola viva en mayor tiempo posible. Estos ejercicios nos ayudan a tomar decisiones constantemente, pues la bola debe ir más o menos igual, pero nunca viene igual. Es decir, recibiremos una bola más alta, más baja, con distintos efectos, más a nuestra derecha, más sobre nuestro revés, etc. En definitiva se trata de ir ganando experiencia en pista con bolas dirigidas más o menos iguales.

La colaboración es la clave


potencia sin control
no vale para nada

Para trabajar nuestra regularidad debemos entrenar con paciencia, repitiendo un ejercicio durante un tiempo prolongado. El pádel es un deporte de precisión y de nada sirve golpear muy fuerte si no sé dónde va a ir la bola, ni puedo apuntar al sitio que he elegido. Por esto, los ejercicios de control nos ayudarán a trabajar nuestra consistencia y nuestra paciencia. Si somos capaces de aguantar y dirigir muchas bolas a un mismo sitio, tendremos la capacidad de ver más allá: ver huecos, espacios, lo que hacen nuestros rivales, etc.
Cuando compitamos, tendremos muchas situaciones de juego que se repetirán, por eso debemos armarnos de paciencia y concienciarnos de que
pasar una bola más que nuestro rival hará la diferencia entre ganar o perder. Nuestro control de la bola se traduce en un autocontrol de las emociones. Nuestro nivel de juego aumentará en la medida en que seamos capaces de pensar mientras juguemos. Por eso es tan importante trabajar la consistencia y los ejercicios de bola viva.

¡FALLAR NO ES NEGOCIABLE!

¿Qué nivel necesito para estos ejercicios?

Rotundamente no. Desde el primer día se pueden implementar ejercicios de control. Gradualmente iremos aumentando la dificultad en función a nuestro nivel. Hay una creencia muy extendida sobre este tipo de metodología: a los principiantes hay que enseñarles primero la técnica (tirándoles bolas) y luego la táctica. La verdad es que no es así. La táctica de juego se va implementando a medida que el alumno va progresando pero siempre desde el primer momento. Si un monitor solo se dedica a "tirar bolas", probablemente no sea un buen monitor ya que no está preparando a sus alumnos a la realidad de un partido. ¿Por qué? Porque en un partido debemos pensar, debemos tomar decisiones, movernos en función de la bola y porque la bola NUNCA viene de la misma forma, ni nos viene a la mano para que peguemos cómodos. El que un monitor nos lance bolas debe ser una parte más de la clase, cuya finalidad es aprender un golpe a base de repetición, pero no debe ser la única parte de un clase.

¿Cuáles son estos ejercicios?

Los ejercicios ideales los podremos obtener de aquellos que se dan durante el juego: las cadenas de golpes que más se repiten. Por este motivo debemos centrar nuestra atención en la elaboración de jugadas. Estas jugadas varían en función del nivel de juego. Por eso no podemos exigir que el jugador principiante encadene golpes técnicamente muy complicados. Lo más fácil es adaptar la dificultad en función del grupo. De esta forma podremos integrar transiciones, situaciones de defensa o situaciones de ataque.
El objetivo es que los jugadores repitan una secuencia para luego ir introduciendo variantes de cara a fomentar la toma de decisiones. Por ejemplo, en el ejercicio de 2 voleas + 1 bandeja puede resultar repetitivo y hasta tedioso ya que el jugador no tiene que pensar. Pero si introducimos una variante como "el defensa juega por abajo hasta que le quede una bola cómoda para jugar por arriba", lo que estamos trabajando es la incertidumbre en el jugador del ataque. Y es precisamente esto lo que sucede en un partido, no sabemos lo que nos va a venir pero debemos estar preparados para ello. Si lo trabajamos en nuestras clases, los jugadores obtendrán un mayor rendimiento.
A modo de ejemplo:
  • 2 voleas + 1 bandeja (uno en red y otro en fondo).
  • Transiciones: dos por abajo, la tercera globo y cambio de posición.
  • Uno ataca y otro defiende: volea + bandeja + volea + pared de fondo (y cambio de posición).
  • Uno ataca y otro defiende: el atacante tira dos voleas a la derecha y dos voleas al revés del voleador sin pared.
  • Chiquita + subida al choque y duelo de voleas de control.

trabaja el control siempre que puedas

Si trabajamos a base de repetición y poco a poco vamos introduciendo la toma de decisiones, lo que estamos generando es un mayor grado de independencia. Esto nos ayudará a afrontar las situaciones reales de juego con más experiencia. Por eso, cuanto más tiempo tengamos la bola viva, mejor. El ser consistentes nos hará tener un mejor enfoque en nuestro juego y además nuestras clases serán mucho más divertidas. 
"Los partidos se ganan en los entrenamientos" Guillermo Vilas, ex-tenista.

Ariel Cortez Hernández